Una viaje a la playa es, para la mayor parte de los niños, un día muy esperado y es que la playa nos da aquella sensación inigualable de libertad y bienestar, a pesar del calor, los mosquitos y otras cosas que nos puedan inquietar en nuestro viaje.
A pesar de todo, el viaje a la playa es por lejos, el destino favorito familiar.
Queremos contarte algunas cosas acerca del mar y los beneficios a los niños. También, de otros cuidados a tomar en cuenta.

Propiedades del agua marina
En primer lugar, debes saber que el agua de mar tiene una composición diferente a la que se encuentra en lagos, lagunas o ríos (dulce). Esta posee Zinc, yodo, potasio y oligoelementos que la convierten en una gran “amiga” para nuestra piel y el cuerpo en general. Entre las principales propiedades del agua marina podemos encontrar su efecto antibiótico, ideal para avanzar en procesos de cicatrización de heridas.
Por otro lado, flotar en el mar o nadar entre las olas sirve para relajar los músculos por el Yodo, que a su vez favorece a recuperarnos de ciertas lesiones. Es ideal para los que están haciendo rehabilitación o post operatorios.
Propiedades del brisa marina
La brisa marina satura de pequeñas partículas de agua ricas en ozono, yodo e iones negativos, producen en nuestro organismo:
- Un aumento de las defensas, necesario sobre todo para los niños por sus frecuentes cuadros infecciosos, además de propiedades antibióticas para los procesos de cicatrización..
- Ideal para combatir los cuadros catarrales, tos y mucosidad.
- Aumento de apetito en los niños.
- Un efecto sedante y relajante, debido a que el contenido de Magnesio ayuda a calmar la ansiedad.
- Nadar o flotar en la mar ayuda a la relajación muscular y favorece la reuperación de ciertas lesiones.
- Una regulación de la tensión arterial.
- Vitalidad y flexibilidad a la piel, gracias al viento y al contacto con la arena de la playa.
Bebés en la playa
Los bebés menores de seis meses no pueden pisar la playa porque no se les puede exponer nunca al sol directo. Los bebés de más de seis meses tampoco deben ir a la playa, porque aunque estén bajo una sombrilla, el simple reflejo del sol sobre su piel puede provocarles quemaduras de sol, ya que su piel es muy sensible.
Si tu bebé tiene más de 8 meses puedes bajarle a la playa, pero dentro de un horario limitado. Por ejemplo, de 9 a 10 y media de la mañana y, por la tarde, a partir de las 17:00 horas. Así te asegurarás de estar protegiéndole de los rayos de sol más dañinos y peligrosos, que son los de las horas centrales del día. A primera hora de mañana y a última de la tarde disfrutarán del frescor de mojar sus pies en el mar, si lo desean, y de sentir el suave tacto de la arena sin ningún peligro para su salud. Una vez en la playa, no le pierdas de vista por si se lleva algo a la boca.
Los niños pequeños disfrutan mucho jugando con la arena, pero procura que estén en todo momento bajo una sombrilla. La arena también refleja las radiaciones. Por esta razón, mantén a tu hijo siempre vestido con una camiseta de algodón y una gorra. Si tu hijo ha jugado por la mañana en la playa, es conveniente que antes o después de almorzar, el niño descanse y eche una siesta. Por la tarde, podéis elegir un paseo distinto en lugar de volver a la playa.